Cosa Bella: Quiero Decir… ¡GRACIAS!

domingo, marzo 27, 2005

Quiero Decir… ¡GRACIAS!

Conocí una persona por más de 17 años. Fue alguien que me enseño mucho de lo que conozco, y ciertamente, fue alguien que me ayudo a modelar quien soy yo. Fue mi maestro de artes marciales y de muchas, muchas, muchas cosas más. Con el aprendí lo que nunca pensé que pudiera aprender. Con el viví mucho mas de lo que quise vivir. Con el conocí mucho mas de lo que ojos y mentes normales llegan a conocer.

Fue un hombre que no conocía las palabras ‘no puedo’. Recuerdo que cuando lo conocí mis ojos se abrieron a un mundo diferente. No era lo que el hacia. Era lo que transpiraba de el lo que llamaba la atención. Tenia una mirada fiera, algunas veces llegue a pensar que miraba como un animal. Sabía hablar solo lo necesario. Y era la persona más agradable cuando sonreía, lo cual no era muy seguido. Con el me eduque en muchas artes y conocí profundamente la filosofía oriental de ver las cosas. (No, mi maestro no era oriental, era de mi misma ciudad; su maestro era de origen chino, nos visitaba una vez al año, si aun vive, debe estar en Caracas, Venezuela.)

No era facil seguir sus ejercicios. De hecho, cuando me acepto como alumno las primeras dos reglas que estableció fueron que no podía hablar hasta que el me lo indicara, y nunca podía quejarme, incluso si era de dolor. Nunca volví a conocer nadie como el.

El construyo un hábito en mí. Cada año, en Semana Santa, me tendía papel y lápiz, luego se iba. En un sobre había otra hoja de papel escrita por el. Siempre contenía once preguntas, por demás, comunes y corrientes. ¿Quién soy yo? ¿De donde vengo? ¿Hacia donde voy? ¿Cuál es la cualidad más fuerte que poseo? ¿Cuál es el peor defecto que hay en mí? ¿Cuál es el ser viviente por el cual siento mas amor? ¿Qué es lo que mas odio? ¿Cuál es mi mayor temor? ¿Cuál arte domino? ¿Cuál es mi mayor sueño? ¿Creo que voy a hacerlo realidad?

Desde los primeros años juntos hasta el último, siempre me hizo hacerlo. El ejercicio cada año era más complicado a pesar de ser las mismas preguntas. ¿Porque? Cuando llegaba una nueva Semana Santa, el volvía a tenderme el sobre, la hoja y el lápiz, pero esta vez con un sobre adicional. Yo respondía a las preguntas, y abría el sobre extra. En el estaba la hoja de papel con mis respuestas del año anterior. No esta de mas decir, la primera reacción era compararlas. ¡Oh, Oh! Las respuestas eran diferentes. Excepto las dos ultimas. Así continuo año tras año, pero cada vez con un sobre más. ¡Oh, Oh! - otra vez -. Cada año variaban mis respuestas a todas las primeras nueve preguntas, las dos ultimas no.

Cuando cumplí mis - primeros - veinte años de edad, el me regalo una bolsa grande de notas personales que había estado escribiendo acerca de mi durante todos los años que nos habíamos conocido. Tal vez ese día, yo me entere realmente de cuan importante era para el educar a un alumno suyo. Tambien me dio un sobre con una carta dirigida a mi, y me dijo, “Tu mundo y lo que tu eres pueden cambiar a cada segundo, de eso puedes estar seguro; pero si tus sueños y tu creencia de poder hacerlos realidad no cambian, entonces arriesga tu vida en el intento, porque serás capaz de lograrlo”.

Van a ser diez años desde la última vez que nos vimos y hablamos. Aun lo continúo haciendo cada Semana Santa. Aun lo recuerdo, aun lo extraño.

Casi diez años después de la ultima vez de haber hecho el ejercicio en su compañía, las primeras nueve preguntas siguen cambiando, las dos ultimas permanecen iguales.

Donde quiera que estés, ¡GRACIAS!
colocado por Norman

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